Hola a todos.
Este es un tema serio y no es necesario que nadie comente nada si no quiere. Simplemente necesito desahogarme, pero toda opinión y comentario es bienvenido.
Llevo con mi pareja más de 10 años y, por circunstancias económicas, aún no hemos podido dar el paso de vivir juntos, pero hay una circunstancia que al principio si me importaba y con el tiempo me empezó a dar igual. El peso.
Los dos somos bastante grandes, yo mido 1.88 y ella 1.80, yo tengo un 46 y ella un 43.... En fin, que se nos ve fácil.
El tema es que yo siempre he tenido sobrepeso, de hecho, ahora mismo debo estar en torno a 130 kg, y ella ya estaba "gordita" cuando la conocí, pero nunca le he preguntado por su peso, ya que puede ser una "verdad incómoda".
Con 25 años sí que me importaba más, pero la madurez, lo parecidos que somos en muchas cosas y demás, hicieron que ya no lo viera como impedimento. Es la persona que más feliz me hace y no me imagino lo que sería no tenerla a mi lado.
El tema viene ahora.
Desde hace un tiempo, unos meses, empezó a ir al médico para distintas cosas. Problemas hormonales (razón de su peso, ya que yo como fácil 3 veces más que ella), ansiedad, taquicardias.... Uno de esos especialistas, como es lógico, era el endocrino, por lo que comenzó a asistir a un grupo de ayuda en el hospital, lo que ha desembocado en la situación actual.
Mañana, 22 de junio, nos hacemos pareja de hecho, ya que así tendré los mismos privilegios que tienen los casados en el trabajo a la hora de poder asistir a pruebas médicas y demás. Y, ahora viene mi mayor preocupación, el día 28, es decir, en una semana, la operan haciéndole un baypass gástrico (reducción de estómago) y le extirpan la vesícula, ya que tenía algunos sedimentos que podrían desembocar en piedras.
Todo esto ha ocurrido muy deprisa. Ella está asustada, ya que nunca la han operado de nada en absoluto y menos aún con anestesia general. ¡Dios, si hasta pidió hacerse la gastroscopia sin sedación!
Y ahora me toca a mí. Sé que me va a necesitar más que nunca, y no le voy a faltar, pero tengo que aparentar ser fuerte, mantenerme firme, cuando por dentro yo estoy igual o más cagado que ella.
Hasta hoy no me lo había planteado, ya que no sabíamos fechas, pero hoy le han dado la noticia, y no paro de darle vueltas al coco. Nervioso, con ganas de llorar en ocasiones.
Tengo una multitud de sentimientos enfrentados. Por un lado, tengo esperanza, porque sé que es algo bueno para su salud, su autoestima e incluso su vida laboral (no nos engañemos, si alguien ve en una entrevista de trabajo a una "torre" que está dentro de lo que se conoce como obesidad mórbida, es muy difícil que le den el trabajo, por muy capacitada que esté), pero por otro lado, miedo, mucho. En parte a perderla porque algo salga mal, pero también a perderla por que cambie su forma de ser y yo deje de ser lo suficientemente bueno para ella. Esto último ya me pasó hace años, operación de tetas de por medio, y no quiero volver a pasar por lo mismo.
Luego está también el miedo a las "secuelas", ya que ella misma, antes de empezar, ya ha empezado a darle vueltas al tema de las pieles colgantes. A mí eso me da igual mientras siga siendo ella misma, pero tampoco quiero verla sufrir innecesariamente.
En fin, que estoy hecho un lío y preocupado sobremanera, cuando a lo mejor no tengo porqué. Sé que estos primeros meses sobre todo van a ser muy duros. Sólo rezo porque salga todo bien y me la devuelvan de una pieza. No quiero que esto signifique un cambio en nuestra relación. Sólo quiero que tenga una vida normal de nuevo y que sea conmigo.
Siento el tocho y, si lo habéis leído hasta el final, gracias por la atención, que ya es bastante para mí.
Un abrazo.
Este es un tema serio y no es necesario que nadie comente nada si no quiere. Simplemente necesito desahogarme, pero toda opinión y comentario es bienvenido.
Llevo con mi pareja más de 10 años y, por circunstancias económicas, aún no hemos podido dar el paso de vivir juntos, pero hay una circunstancia que al principio si me importaba y con el tiempo me empezó a dar igual. El peso.
Los dos somos bastante grandes, yo mido 1.88 y ella 1.80, yo tengo un 46 y ella un 43.... En fin, que se nos ve fácil.
El tema es que yo siempre he tenido sobrepeso, de hecho, ahora mismo debo estar en torno a 130 kg, y ella ya estaba "gordita" cuando la conocí, pero nunca le he preguntado por su peso, ya que puede ser una "verdad incómoda".
Con 25 años sí que me importaba más, pero la madurez, lo parecidos que somos en muchas cosas y demás, hicieron que ya no lo viera como impedimento. Es la persona que más feliz me hace y no me imagino lo que sería no tenerla a mi lado.
El tema viene ahora.
Desde hace un tiempo, unos meses, empezó a ir al médico para distintas cosas. Problemas hormonales (razón de su peso, ya que yo como fácil 3 veces más que ella), ansiedad, taquicardias.... Uno de esos especialistas, como es lógico, era el endocrino, por lo que comenzó a asistir a un grupo de ayuda en el hospital, lo que ha desembocado en la situación actual.
Mañana, 22 de junio, nos hacemos pareja de hecho, ya que así tendré los mismos privilegios que tienen los casados en el trabajo a la hora de poder asistir a pruebas médicas y demás. Y, ahora viene mi mayor preocupación, el día 28, es decir, en una semana, la operan haciéndole un baypass gástrico (reducción de estómago) y le extirpan la vesícula, ya que tenía algunos sedimentos que podrían desembocar en piedras.
Todo esto ha ocurrido muy deprisa. Ella está asustada, ya que nunca la han operado de nada en absoluto y menos aún con anestesia general. ¡Dios, si hasta pidió hacerse la gastroscopia sin sedación!
Y ahora me toca a mí. Sé que me va a necesitar más que nunca, y no le voy a faltar, pero tengo que aparentar ser fuerte, mantenerme firme, cuando por dentro yo estoy igual o más cagado que ella.
Hasta hoy no me lo había planteado, ya que no sabíamos fechas, pero hoy le han dado la noticia, y no paro de darle vueltas al coco. Nervioso, con ganas de llorar en ocasiones.
Tengo una multitud de sentimientos enfrentados. Por un lado, tengo esperanza, porque sé que es algo bueno para su salud, su autoestima e incluso su vida laboral (no nos engañemos, si alguien ve en una entrevista de trabajo a una "torre" que está dentro de lo que se conoce como obesidad mórbida, es muy difícil que le den el trabajo, por muy capacitada que esté), pero por otro lado, miedo, mucho. En parte a perderla porque algo salga mal, pero también a perderla por que cambie su forma de ser y yo deje de ser lo suficientemente bueno para ella. Esto último ya me pasó hace años, operación de tetas de por medio, y no quiero volver a pasar por lo mismo.
Luego está también el miedo a las "secuelas", ya que ella misma, antes de empezar, ya ha empezado a darle vueltas al tema de las pieles colgantes. A mí eso me da igual mientras siga siendo ella misma, pero tampoco quiero verla sufrir innecesariamente.
En fin, que estoy hecho un lío y preocupado sobremanera, cuando a lo mejor no tengo porqué. Sé que estos primeros meses sobre todo van a ser muy duros. Sólo rezo porque salga todo bien y me la devuelvan de una pieza. No quiero que esto signifique un cambio en nuestra relación. Sólo quiero que tenga una vida normal de nuevo y que sea conmigo.
Siento el tocho y, si lo habéis leído hasta el final, gracias por la atención, que ya es bastante para mí.
Un abrazo.